Esbeltos, de colores vibrantes o de tonalidades opacas, achaparrados y con flores deslumbrantes, expansivos o esculturales: en el mundo vegetal, si hay especies que merecen estos adjetivos, son las de cactus y suculentas. Ideales para ciertos climas donde otras plantas se las ven difíciles para progresar, ellas soportan y toleran condiciones extremas de calor o sequedad. Pero además de ser resistentes, también son dueños de atributos estéticos que los convierten en elementos esenciales para el diseño de un jardín. Así lo entendieron en Cactus Mendoza, un vivero especializado de la provincia de Mendoza que supo darles el espacio y el protagonismo para exponerlos en toda su magnificencia.
Con el asesoramiento y la dirección técnica del ingeniero Miguel Cirrincione, el proyecto paisajístico del jardín del vivero nació con la idea mostrar los tamaños y formas que pueden alcanzar los cactus y otras suculentas, muchas veces difícil de mostrar en los envases pequeños en los que mayoritariamente se comercializan.
La arquitecta Paula Carpio, inspirada en las líneas rectas del desierto y piedemonte mendocinos, planteó la construcción de terrazas con distintas alturas y planos de inclinación, que acompañan el diseño vanguardista plasmado en las oficinas de Cactus Mendoza.
Hasta el color de la arquitectura, rojo tierra, fue seleccionado para lograr un efecto que realzara el brillo de las distintas especies. Recorrer el jardín u observarlo con detenimiento desde distintos puntos permite apreciar las distintas formas esculturales que adquieren estas plantas, protagonistas junto a los Andes, donde nacen, de este rincón cordillerano.