Medio Ambiente

Plástico. 5 claves para reducir el impacto ambiental en el mundo

Es parte de la vida cotidiana, está en el envase con el que nos servimos la leche, una gaseosa o el agua. Contiene todo tipo de alimentos, está en los juguetes de nuestros hijos y en los barbijos con los que nos protegemos. No obstante, después de su uso gran parte termina en basurales sin poder reciclarse. Educación, promoción, gestión, infraestructura y legislación, son necesarios para que el plástico deje de ser el malo de la película. Sin dudas, es un material que está presente a diario y nos aporta muchísimas soluciones en el campo de la alimentación, de la medicina, de la farmacia, entre tantos otros. Para Sergio Hilbrecht, gerente de la Cámara Argentina de la Industria Plástica (CAIP), es necesario empezar a ver al plástico con otros ojos y que Gobierno, empresas y consumidores asuman su responsabilidad y compromiso con el cuidado del medioambiente.

Los plásticos aportan múltiples beneficios sin los que nos sería difícil llevar adelante la vida moderna actual pero también forman parte de una industria que da trabajo y representan un sector importante de la economía. Según un informe de la CAIP, respecto al desarrollo del plástico en la Argentina, el 1,7% del PBI y el 10,4% del PBI industrial corresponden a la industria transformadora plástica. El plástico es producido por la industria petroquímica que usa como materia prima el gas y el petróleo. En el país, existen 2.805 pymes dedicadas a la industria plástica, éstas generan 54.560 puestos de trabajo y se exportan 82.852 toneladas de productos semielaborados y terminados de plástico por año lo que representa unos 336 millones de dólares que ingresan al país. Un 45,5% del plástico se usa para packaging, un 13% en la construcción, 4% agro, 3,5% artículos de uso doméstico, 10% industria eléctrica y electrónica, 8% industria automotriz, 3,5% muebles y deco, 12,5% otros usos. “Para reducir el impacto del plástico no hace falta prohibirlo, la principal herramienta está en su gestión y recuperación para volver a convertirse en materia prima de la industria del post consumo”, advierte Hilbrecht.

La meta de un circuito de reciclaje exitoso podrá alcanzarse en la medida en que se cumplan cinco claves:

1. CONOCIMIENTO Y RESIGNIFICACIÓN

Los envases plásticos fueron pensados para conservar un recurso, que puede ser un alimento, un elemento de limpieza, higiene, entre muchos otros. “El plástico es un bien que tiene muchas utilidades sobre todo en lo que se refiere a la conservación y transporte de alimentos. Todavía pienso qué difícil es ir a un supermercado y llevarme todos los productos en la mano. ¿Cómo cargo un kilo de arroz en papel?, ¿cómo me llevo y conservo la leche si no fuera por el sachet o una botella de plástico? Es algo básico”, advierte Mariano Klas, director de IPESA, empresa fabricante de envases flexibles. “El plástico no contamina, tampoco ensucia, los que lo hacen son las personas”, agrega. Para Klas hay que tener en cuenta que el plástico es una de las pocas materias primas que se puede reciclar al 100%. “Por ejemplo, para reciclar el papel, tenés que agregar un 50% de celulosa y a la cuarta vez no sirve más por la degradación del material. El vidrio puede reciclarse, pero el molido es altamente contaminante, al igual que la lata; cada uno de los productos tienen sus particularidades”, aclara.https://a950e68867e9be0f141afe02591041ee.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.html

Para Hilbrecht, el problema en la Argentina es que no existe una ley de envases “y en consecuencia, todos los reciclables terminan en basurales a cielo abierto o rellenos sanitarios clandestinos”, sentencia. “Luego, por acción obvia del viento y la lluvia, eso va a los cursos de agua y, efectivamente, hay plásticos en los océanos y ríos, pero muy pocas veces nos detenemos a pensar que no fueron hechos para terminar ahí”, sostiene.

2. EDUCACIÓN Y PROMOCIÓN

Según la encuesta Opinaia (octubre 2019), realizada en conjunto con Ecoplast, una asociación civil sin fines de lucro, especializada en plásticos y medioambiente, 4 de cada 10 argentinos manifestaron no separar o reciclar en sus casas, 8 de cada 10 aseguró que no lo hace porque no tienen suficiente información, educación o infraestructura. Un 68% opina que no hay contenedores específicos para depositar residuos reciclables cerca de su casa, un 88% considera al plástico en el podio de los materiales más aptos para ser reciclados junto con el cartón (95%) y papel (94%). La muestra reunió 2.077 casos en todo el país con un público de entre 18 y 65 años, solo un 3% respondió correctamente todas las preguntas sobre reciclado y separación de residuos, un 43% cree que la gestión de reciclado podría mejorar con campañas de concientización y comunicación y un 30% considera que haría falta una ley que obligue y regule el reciclaje. Para el titular de CAIP, nuestra tarea como ciudadanos es separar los residuos, después es necesaria una recolección diferenciada y a partir de ahí se pone en marcha la industria del reciclado. Por ejemplo, las cooperativas que separan por material y enfardan y después aparece la industria recicladora que transforma esos recursos en una nueva materia prima.

“La botella de Coca Cola está hecha con un porcentaje de material reciclado y no al 100% porque hay escasez de recursos, fundamentalmente, porque no se separan los residuos. Muchos de estos plásticos reciclables terminan enterrados. La educación es fundamental y también la gestión estatal, que el Estado indique qué hacer y qué no, falta también el compromiso de las marcas porque en otras partes del mundo se hacen responsables del envase que ponen en el mercado y en la Argentina no”, advierte.

3. INFRAESTRUCTURA Y GESTIÓN

“Hay muchos vecinos que quieren separar residuos, pero o tienen un solo contenedor o no pasan a buscarlos de forma diferenciada”, explica Hilbrecht. La falta de infraestructura es otro de los factores que impide avanzar con el reciclado. “Te obligan a mezclar todo, todo termina en el mismo lugar, lo que es para reciclar y lo que no, y una vez que se mezcló es muy difícil recuperarlo. Por eso se termina enterrando prácticamente y los rellenos sanitarios revientan porque están pensados para ser amortizados en 10 años y en 5 ocupan su capacidad límite”, agrega. A esto se le suma una falta de gestión planificada y regulada de los desechos para recuperarlos y transformarlos en una nueva materia prima. “El mismo plástico que acusan que contamina es el mismo que salva vidas porque los barbijos, las mascarillas, los pilotines están hechos de plástico. El problema no es el plástico, sino que tiramos las cosas en cualquier lado y a nadie le importa”, sostiene.

4. UNA LEY

La ley REP (Responsabilidad Extendida del Productor y Fomento al Reciclaje) o ley de envases, establece que todos los elementos que utilizan las empresas para comercializar sus productos son responsabilidad de la empresa que los produce, desde latas, vidrio, plásticos o cartón. En Europa es una ley que se cumple, la empresa tiene que recuperar todo lo que introduce en el mercado o el gobierno le cobra un impuesto por encargarse de reciclar sus envases. Sin embargo, en la Argentina no se aprobó aún y es una instancia necesaria para el manejo de los desechos de forma responsable. “El plástico por su versatilidad, por lo económico y lo liviano, ha ganado mucho terreno y va a seguir ganando. En Europa, el que pone el envase en el mercado después paga una tasa para recuperar ese envase. El dinero se recauda y lo administran los privados bajo la regulación de la ley. En España, por ejemplo, la empresa EcoEmbes junta unos 500 millones de dólares al año y se destina prácticamente todo al recupero de los envases post consumo”, señala Hilbrecht. “En la Argentina, la industria del reciclado está trabajando al 50% porque le falta material porque lo estamos enterrando”, agrega.

5. COMPROMISO

Según el índice de reciclado de plásticos en la Argentina elaborado por Ecoplas, en 2018 se recuperaron 251.000 toneladas, de las cuales 241.000 fueron para reciclado mecánico y 10.000 como recuperación energética en hornos se cemento, pero la industria plástica tiene aún un 60% de capacidad ociosa. Es necesario potenciar la economía circular y promover una gestión eficiente de los residuos, separando y clasificando el recurso plástico post consumo a través de las 4R: reducción, reutilización, reciclado, recuperación.

“Es un círculo vicioso que podría ser un círculo virtuoso, pero como tenemos siempre otras urgencias a nivel país esto hace que no nos sentemos a discutir, y que se termine prohibiendo y no haya educación, ni gestión, ni compromiso”, finaliza Hilbrecht. “Creo que acá el atajo es la prohibición, si prohíbo no educo ni gestiono”, agrega. Para que los residuos plásticos dejen de ser una preocupación medioambiental, hacen falta campañas de comunicación, educación ambiental en las escuelas, infraestructura, una ley que establezca qué pasa con los envases post consumo, gestión gubernamental y el compromiso de empresas y consumidores.

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